27 de Febrero de 2023
Día 6, Lunes.
Me levanto y me bajo a comprar pan para hacerme un bocata para el avión con el medio cachopo que guardé ayer. Haciendo algo de tiempo desayuno en un bar que hay justo al lado del portal, pero el pan está quemado y no me lo como. Total tampoco tengo hambre. Vuelvo a la casa, me preparo todo, que ya me voy.
Llego a la estación de buses en 15 minutos andando; me pierdo un poco para curiosear el barrio. Me compro mi billete en modo "comfort" y medio kilo de fabes. Un bus me lleva a Oviedo, donde está el Aeropuerto de Asturias.
El aeropuerto funciona de maravilla, es pequeño y manejero. A las 14:05 un bólido de aluminio me lleva a Barcelona después de echarse un cigarrito.
Ahora ya estoy en El Prat y tengo cinco horas de espera. Es un rollo, pero bueno. Hago la comida, con una cerveza que me cuesta 2,40 euros. La gente me mira con envidia. Luego un café de 3,90. Inflacción ya tal.
Y me subo a un segundo bólido, también de aluminio, que me lleva a Granada, a donde llego puntual como un reloj. Gracias Vueling.
FIN
CONCLUSIÓN
Obviamente la idea de ir en pleno invierno a Gijón puede ser discutible, quizás un poco loca, pero a mi favor diré que el día antes de salir estábamos a 20º en Granada. Consulté partes y ninguno decía absolutamente nada de una ola polar. En cualquier caso, como siempre, ha valido la pena, a pesar de que no he podido hacer la vuelta y que me he perdido todos los carriles que quería hacer en el Norte, porque era completamente imposible por la nieve. La revancha será muy pronto.
Pero lo mejor sin duda ha sido mi destino y estancia en Asturias. Aunque siempre viajo solo, esta vez contaba una anfitriona en Gijón que me ha regalado tres días de su vida, lo que para mí tiene un valor incalculable.
Gracias Laura, quizás algún día pueda devolver este regalo.