22 y 23 de Septiembre del 2023
Salgo tarde de Granada y llego con mi motillo a Lanjarón sobre las 10:00. La aparco con permiso de la gasolinera en la Repsol cerca de la cámara de seguridad para que no me la roben. Me tomo un cafelillo en Los Faroles, me compro fruta en el Dia y empiezo a subir por el barrio Hondillo.
Camino por la acequa del Aceituno hacia la alberca.
En seguida llego a la piscina de este primer tramo.
Que tiene agua transparente y verdosa.
Luego de un zigzag subo a la carretera de hormigón, y a la primera curva me salgo para pasar por unas vallas muy pintorescas, sin más problema de lo escalonado de la subida. En seguida llego al área recreativa Huerto de las Monjas, que está muy bien y tiene agua para beber.
Luego pasas por unos depósitos enormes y la verea continúa subiendo y subiendo.
El valle se hace cada vez más hondo.
Ya se ve la presa de Rules y el mar.
A veces resulta complicado e incluso peligroso, la caída es tremenda.
Me equivoco un poco de ruta, siguiendo la acequia Montalván, y me meto en un poco de lío, pero nada grave, lo único es que hay que tener mucho cuidado de no caerse claro. Me quito la mochila porque no cabemos los dos y paso arrastraculos.
Son los tajos del Cercedillo.
Veo otro depósito, esta vez abierto por arriba. Ahí veo sitio para enlazar y retornar a la verea.
El barranco es enorme.
Paro a descansar un poquito y pienso en la comida.
Llego a la Acequia Nueva, y estoy bastante cansado, la subida es muy dura. Paro a comer algo, y me sienta estupendo. No hay agua. Ya solo me quedan dos kilómetros, y me queda algún paso más o menos dificultoso.
Por fin cruzo el puente del río Lanjarón y de aquí ya son sólo 10 minutos, de subida tremenda como no, hasta la casa forestal. Al llegar me familiarizo un poco con el sitio y saco la comida, que tengo hambre, son las son las 15 y me zampo mi bocata.
Exploro el refugio por dentro, que está algo sucio y algo vandalizado. Pero hay dos habitaciones dentro en buenas condiciones, aunque da un poco de mal rollo la verdad.
Me intento echar una siesta pero no puedo dormir nada, y a eso de las 17 me doy un paseo por los alrederodes, que es precioso el entorno. Hoy justo hace 18 años del fatal incendio del 2005, en el mismo día, un 22 de Septiembre.
La vista es inmensa y parece que el monte poco a poco se repone.
El pico del Caballo me llama, otra vez... he subido un montón de veces y siempre me gusta.
Las vistas son preciosas.
Y el valle es una maravilla.
Exploro en dirección al barranco, pues he visto una pequeña verea, me pregunto si se podrá bajar a la catarata por aquí, pero no hay paso y me doy la vuelta.
Aunque desde arriba puedo ver la catarata.
Sobre las 21:00 me ceno mi cena.
Qué está tan rica como siempre.
Y el postre también.
Y el cielo me regala una preciosa puesta de sol. Esto se va haciendo oscuro y la cosa mejora. Hace bastante frío.
Me meto a dormir después de disfrutar de un té calentito. El refugio es bastante siniestro y me da un poco de cosa, quizás estaría mejor fuera con mi tienda, además aquí no veo el cielo y estoy encerrado... no estoy a gusto.
Me he pasado toda la noche dando vueltas y no he dormido nada, porque he estado atento a la puerta... si alguien viene de madrugada a dormir, el susto que me llevo...
Por la mañana el cielo está despejado.
Y me preparo mi desayuno que me encanta.
Ya me voy. Adios Caballo, en otra ocasión nos veremos más de cerca.
Hola loma este.
Voy a descender casi 1.000 metros, los que subí ayer.
Hay muchas moras regordetas.
Pasado el puente me quiero acercar a la catarata. Esta tramo de la acequia Nueva sí trae agua.
Muy bonito y acuoso.
Todo de verde, la alegría del agua.
Dejo la mochila porque hay pasos complicados por donde no puedo pasar con ella a la espalda; espero nadie me robe.
Precioso caminillo.
Por fin llego a la famosa cascada.
Espectacular.
Veo el inicio de la acequia en su represilla.
Parece cuento de hadas.
Ya me vuelvo. Bajo por un camino mucho más fácil, por la otra vera del río. Pasando el cortijo Vadillo y luego el castañar de Patatún, donde veo casas típicas que son chulísimas.
Y sin más llego a Lanjarón a volverme a Granada en mi motillo, que está donde la dejé.
FIN