Salgo antes que el Sol como los días anteriores y otra vez me cuesta orientarme... de primeras estoy como adormilado... a ver es que son las 6am. Dejo el apartamento donde he descansado tan a gusto... gracias Antonio!
Pronto estoy ya viendo como se levanta el Sol.
Voy por los carriles en dirección sur y de milagro no piso lo que parece una piedra... ese es el nivel de alerta que llevo, que voy súper hiper concentrado, porque yendo solo no puedo tener problema ninguno. Consigo esquivarla en el último instante, porque veo que la piedra... se mueve.
Así es, una pobre tortuga enterruzada... ¿pero qué hace ahí? esto es un secarral... ¿será oriunda? ¿será un abandono? ¿qué hago?. Le pongo algo de agua, pero no bebe. Tiene el caparazón arañado, quizás un zorro... Como no puedo dejarle ahí el tapón ese, que es basura, pues cojo pan y lo dejo empapado en agua con su miga, para que al menos si quier o puede, lo pueda chupar o comer... Pensé en cogerla y llevarla a algún sitio con agua, pero... ¿y si vive allí y yo la estoy moviendo? ¿y si es invasora y armo la de dios echándola a un río?.
A mi siempre me han dicho que a los animales hay que dejarlos tranquilos, así que eso hago, pero me alejo pensando en la pobre tortuga en mitad de un camino.
Sigo adelante. Este cartel me lo he encontrado doscientasmil veces... ya lo odio.
Aprieta el calor otra vez, y paro a desayunar en Hornachos, donde, oh sorpresa, no hay agua. Paso por el instituto y veo a todos los chaveas pegados a la reja, y les digo adios, pensando que me miraban. Pero no, tenían un interés: se les había colado un balón y querían recuperarlo LOL. Se lo busco y se lo lanzo, adios chaveas pasadlo bien, recordad que la gente de las motos somos amables.
Flipantes caminos entre espectadores girasoles que me observan como vuelo.
Todavía no está el calor a tope y disfruto mucho.
Caminos preciosos tapizados con espiga segada.
La fosca ya me envuelve como una niebla caliente; los caminos están tapados por las broza, es hipnótico.
El paisaje me tiene loco.
Por fin llego a Azuaga donde hay piscina municipal. No está abierta, aunque sí para nadadores. Y digo, "si yo soy nadador" y así me alquilo una calle XD.
Tan fresquito me hago unos largos.
Me quedo en el Hotel Las Conchas que es un edificio enorme rebozado de eso, de conchas. ¿De donde habrán sacado tal cantidad?. Está en reformas y está todo manga por hombro, pero a mi me da lo mismo, aunque después de la estancia en Cáceres, hay mucho contraste, claro.
Como hay Mercadona me compro unas lentejas que me encantan.
Y unos kiwis de los pijos, que también me encantan.
A dormir.