Me levanto a las 6:20 y a las 8:00 ya estoy funcionando. Hago mi desayuno tan a gusto y cuando preparo la moto... zas... me han robado un reloj/termómetro que vale 1,75 euros. Hay que ser miserable, además creo que se quien ha sido, porque por la mañana me crucé una mirada de otro huésped un poco rara que ya me escamó bastante... no tengo más pruebas, pero era ciclista, y todos los ciclistas son malignos.
Un pequeño reloj que me da una información muy importante; más adelante en el día, voy a sufrir por esta falta de datos. Miserable de mierda, es lo que eres: allí donde estés disfrutando de mi reloj, espero te de cáncer de sida. Lo peor es que has tocado mi moto, que estos días es mi casa. Si te llego a pillar te la comes.
Salgo y me como la cabeza bastante... nunca pierdo nada, pero que me roben... ufff. Decido olvidar el tema y ya. A seguir. Hace frío y el cielo está bien cubierto. Me pongo encima todo lo que llevo. Caminos rápidos preciosos de tierra roja, llanuras y encinas.
Paso el fantasmagórico Castillo de Caracuel, protegido por un mar de piedras que parecen de sílex y que al estar húmedas, me van tirando de un lado para otro; doy un par de patinazos bien gordos, aunque no me caigo.
Son las 9:30 y estoy pasando por el puente de las ovejas; después tengo una zona bastante complicada, y veo un búho del tamaño de un autobús.
Son las 10:56 y pongo gasolina en El Robledo. Me dirijo hacia el Embalse Torre de Abraham; me toca un tramo de enlace de carretera, que me hace pasar aún más frío. Y veo el Castillo de Miraflores. Ya voy en dirección Ajofrín
Sigo pero tengo problemas de frío; estoy completamente helado, no puedo saber las temperaturas porque no tengo el reloj que me han birlado, así que no puedo controlar este tema. Después del pantano subo por una carretera cochambrosa dirección a El Cerrillón por el Puerto del Milagro (Montes de Toledo) y cada metro que subo, más frío que hace... por fin a mano derecha entro en un carril que desciende muy bonito y difícil, roto y con mucha vegetación, que me lleva a Las Ventas con Peña Aguilera. Al pasarlo veo las señales del Etnomuseo Siberia y Asia Central, que dejo atrás pues tengo ya suficiente frío en el cuerpo como para pensar en el permafrost.
Hace un frío que pela y sigo por unos caminos bastante peculiares, con montículos y piso claro que no me cuadra con lo visto hasta ahora. Fácil, pero tan helado que estoy, se me hace eterno. Se trata de la Pradera del Gamonal.
Por fin llego a Ajofrín, hay una Repsol con cafetería; normalmente tienen microondas, al menos para el personal; digo es la mía, porque llevo comida en un táper que anoche me preparé. Pido permiso y monto el campamento que me da una vergüenza... hay una chavala mirándome con cara de pocos amigos y atendiendo, pero que a regañadientes me calienta la comida y me arrimo a una estufa que tienen ardiendo... mmm calorcito... como muy a gusto, y me doy mi tiempo para entrar en calor.
Me recupero del frío con el postre de café y me pido otro, ya van dos. ¡Y tengo una galleta! Voy de droja hasta arriba y me sienta espectacular, ya soy otra persona.
Estoy de cafeína y azúcar hasta las trancas y me queda una etapa de 68 km que la disfruyo un montón. Veo el Castillo de Almonacid.
Me zampo 60 km en un pispas, disfrutando por haber entrado en calor. Así da gusto.
Llego a Ocaña, tengo una reserva en un hostal que se llama Los Hermanos. Hay un Mercadona y me compro algunas provisiones: gazpacho, salmorejo, cuajada, cerveza, leche... y como ya no tenía frío, planeo hacerme la cena fresquita, que me encanta, pues llevo encima un aguacate.
Me lo preparo todo con hielo, y me bajo a la cochera para hacer la revisión de la moto.
Después de que ayer me robaran estoy con la mosca detrás de la oreja y escondo la moto como puedo. Si ya sé que era tema olvidado, si ya sé que el escondite es una mierda.
Me entra la bajona total así que decido pasar del hielo y mejor comer algo calentito en el restaurante... crema de calabaza de primero (que me ponen tibia...) y un filetillo de segundo, que parece una suela de Vibram. 10 euros. Calidad regu.
A dormir.