Me levanto a las 6:20, y pongo el hornillo a calentar café mientras preparo las cosas. Me hago mi tostada de aceite y mermelada, sin tostar, porque tostadora no llevo. Y desayuno tan a gustico y tranquilo. El aguacate me mira decepcionado.

Lo empaqueto todo, voy a por la moto que está igual que la dejé en su escondite, esta vez no me han robado, menos mal. Y me dispongo a salir. Ya son las 8:05, y ha llovido toda la noche.

Los primeros kilómetros son espectaculares, de pistas largas y fáciles, entre los sembraos, me dan vidilla. No llueve mucho, incluso parece que el cielo se está abriendo... se me caen los mocos.

Paso por una zona bastante complicada, donde veo el Castillo de Oreja, y después sigue la complicación por carriles muy rotos, piedras, vereas, trialeras... de todo.

La zona es espectacular, está llena de agujeros de conejos y es complicado. También hay barrancos.

Después llego a una zona que va siguiento las vías del tren, y que parece un alcornocal. Como no llueve y el paisaje es tan bonito, decido parar a hacer el segundo desayuno; hace muchísimo viento eso sí, y me refugio detrás de un murete de mampostería. Me sienta de maravilla, calentito... y sigo.

Pasando el Castillo de Almenara, tengo que subir por una trialera bastante divertida, y luego de bajada, claro. Muy chulo.

Luego paso por la Hoz del Cigüela, preciosa zona de escalada, pero no puedo hacer fotos ni nada porque llueve muchísimo. Hago carriles y cada vez llueve más... paso el Castillo de Saelices.

Ahora ya llueve con mala leche, el terreno se está empapando y yo también. Rodeo la Laguna el Hito, que es una reserva natural y además hay carteles que ponen que se está repoblando. Es una zona peligrosísima con esta lluvia, porque te puedes hundir. Después del frío que pasé ayer, sólo me quedaba esto...

Justo llego a Montalbo, Cuenca y tengo un paso doble por debajo de la autovía; el primero lo hago bien pero ya me sospecho un poco el percal. Yo no lo sabía aún, pero es que se trata de un sumidero, está lleno de barro adhesivo y huele asqueroso, se ve que estamos en una zona baja. En el segundo paso ya no se vé el fondo... entro con mucho tiento y en un metro me cuelo hasta casi la rodilla. El barro hace tantísima ventosa que no me da tiempo ni a mojarme, y salgo de ahí disparado... menos mal que no entré más, si no allí seguiría metido... hubiera sido imposible salir sin ayuda... muy mal rollo. Ahí dentro no hay ni cobertura, ni silbato, ni nada de nada.

Con el cuerpo cortado, encuentro alternativa a la poza asquerosa y avanzo un poco más, pero decido salir del track por la cantidad de agua que me está cayendo encima y por el susto que tengo en el cuerpo. Paro en una gasolinera en Zafra de Zancar a esperar a que pare un poco y pensar qué hacer. Decido terminar el día de ruta, estoy empapado y hay 77 km de carretera secundaria hasta Secuéllamos, donde tengo alojamiento.

Por el camino encuentro un lavadero en El Pedernoso que me va de marvilla porque estaba asqueroso de barro y de mierda de la poza de la muerte.

Llego a Secuéllamos a las 15:33, es Carnaval y todo el pueblo va disfrazado, es un poco surrealista. Pregunto a unos chavales muy simpáticos para comer y me dicen que imposible, todo a tope. Pero por lo visto hay un Mercadona de esos que tienen comida y digo ostras lentejas y allí que me voy. Y me zampo un platazo que me sienta espectacular y de segundo pollo rebozado, eso ya más asqueroso, pero me entra bien con katchup. Por supuesto, gazpacho y mis aceitunas que no falten.

Con el campamento que me armo, otra vez, doy vergüenza, pero hay muchas mesas, todas vacías, y no molesto a nadie, o eso me dicen.

El hotel donde me quedo se llama Santa Bárbara y es como todos humilde pero a mi me va bien. Como llevo mi saco de dormir, pues no tengo que tocar las sábanas ni nada que vete tú a saber.

Descargo todo, preparo la moto con su grasa, aceite... y me voy a dar un paseo al Mercadona otra vez, que me pilla lejos, a 25 minutos, pero andar me va estupendo y además puedo ver los disfraces de la gente. Me tomo allí un café de esos que tienen ellos preparados, pero no me gusta nada, así que me compro batidos de yogur y me zampo dos o tres. Y un plátano de cena.

Y de vuelta a hostal, me encuentro con la verbena del Carnaval. Por supuesto paso de largo.

A dormir.