10 de Diciembre de 2022

Día 7

Hoy tenemos una etapa más bien fácil, se trata simplemente de ir a visitar Gara Medouar, conocido como la famosa "cárcel portuguesa", que no era una cárcel, sino un "almacén" de esclavos robados por traficantes para venderlos en América. Salimos a las 8:51 después de desayunar. Ponemos gasolina en la Afriquia y a andar.

Hacemos unas llanuras preciosas, donde se podría andar con los ojos cerrados.

Me lo estoy pasando genial. Confundo camellos con dromedarios y se me ocurren ideas de cruzar África, claramente el cansancio me tiene enajenado.

Hoy es un día sin mucho más interés, en seguida pasamos por Risani y entramos para subir a la mole rocosa con forma de herradura, a través de una puerta amurallada, que es la única entrada y salida.

Las vistas son espectaculares, es un sitio que verdaderamente merece la pena visitar.

El paisaje es apabullante.

Hay riscos para subirse a hacer el ganso.

Y el cortado tiene un ángulo negativo.

Nos vamos después de comprar algunos fósiles y baratijas y ponemos rumbo otra vez a Risani para tomar un té y ver el ambiente.

Hay un chavalillo paseando al ganado, es decir trabajando. Hablamos un rato, es tranquilo y educado, nada que ver con los niñacos de las ciudades.

Nos vamos y llegamos a Risani, la ciudad está muy concurrida. A mi me agobia un poco, no quiero comer ni beber nada, me da algo de repelús y tampoco tengo ganas. Se nos acercan 200 pedigüeños. Me da la sensación de que no les gusta que hable en francés, por lo visto les recuerda a la época colonial. Muchas veces es posible y mejor en español. Con el traductor escribo alguna cosa en árabe y se la enseño a un local para comunicarme. Me hace caras raras y sonríe y yo no lo entiendo. Luego a la noche, pensando en el tema, caigo en que no sabe leer. Estoy muy pegado.

Veo una tienda que parece que tiene pan.

Compro dos panes por 20 céntimos de euro y está espectacularmente bueno, el mejor que he probado en todo el viaje. Me guardo uno y el otro lo comparto con mis compañeros, que se sientan a tomar té y sacan las provisiones que llevan. Se trata de jamón, y esto es una cosa que claramente incomoda a los lugareños. Almendros pone una reclamación al respecto.

Algunos compañeros se acecan al zoco, pero yo no, porque no estoy tranquilo, demasiada gente. Además no sé si van a a tener lo de las carnicerías con los animales colgando cosa que me da bastante aprensión. También me parece increíble que no nos roben nada y Almendros me explica que si roban, la primera vez es una paliza, la segunda los entierran en el desierto.

Al terminar la parada, nos vamos; unos por carretera y Chuches, Almendros y yo, por los caminos, que a mi se me hace corto el viaje y no quiero terminar. Mi moto va estupendamente y el muñeco también, a pesar del picor de garganta y el cansancio. Me lo estoy pasando genial y no quiero que se acabe. Tengo las manos algo perjudicadas, pero no es nada grave, es sólo del uso.

Llegamos a Merzouga y me voy al hotel para ducharme y cambiarme. Después me acerco al restaurante "Jordi" donde están ya todos los demás para comer.

Y nos pedimos una ronda de hamburguesas, que están bastante buenas.

Justo está jugando Marruecos contra Portugal en el funesto mundial de fútbol y van ganando los primeros; se les va la olla.

Luego de comer tenemos planeado ir a las dunas para jugar un rato con las tablas. Particularmente yo quiero ver como cae el sol.

Nos subimos a la arena a hacer el chorra. Hay unos chaveas con quads haciendo el gili, sin casco, ni botas ni nada... me pasan al lado y me ponen de arena hasta las orejas... tienen menos luces que la casa de un topo.

Las tablas de snow dan juego a mis compañeros. A mí ni se me pasa por la cabeza subirme en una.

Taki haciendo el ganso con Extremera jajaja.

Vestido de paisano la arena se me mete por todos lados.

No estoy cómodo, pues me he quitado ya toda la equipación y son estos momentos los que más cuidado hay que tener, porque del cansancio y sin botas, sin rodilleras... es cuando te puedes hacer daño, y tengo muchas ganas de tirarle a la duna, me está tentando mucho; pero me controlo y me voy con muchísimo cuidado de no caerme a otra duna que hay más abajo.

Ahí veo unas sillas de unas jaimas y me quedo descalzo en la arena templada, y tan a gusto sin ruidos, a ver como cae la tarde; esto es un espectáculo.

Y por fin se pone el Sol.

Nos volvemos al hotel. Allí hemos conocido a Mobarak, un Bereber que nos ha contado, en español, un montón de cosas de sus costumbres, que impresionan. Por ejemplo, que no sabe su edad, pero que más o menos son 27. Aparte de que es un tipo muy simpático, se pega a nosotros porque tenemos cerveza y otras bebidas que allí no puede conseguir. Como ya nos vamos, le vendemos todo lo que nos queda, es un buen trato para él y para nosotros. Nos intercambiamos teléfonos.

Se nos hace un poco tarde después de cenar, pero decidimos cargar las motos para que estén preparadas ya para mañana, que tenemos que volver a Nador. Son 650 km que se hacen en unas 10/11 horas. Es un tramo muy largo y no podemos retrasarnos porque el ferry lo tenemos a las 00:00 y no sabemos qué nos encontraremos en la aduana.

Así que cargamos todo, y a dormir, que esto se acaba.