3 de Abril de 2023

Día 6. Mucho viento, un cañón y la vía del tren

El hotel está estupendo, hemos dormido súper bien. Son las 9 y vamos saliendo. Hace un viento infernal.

Antes de salir de la ciudad y meternos en el campo, quiero parar para comprar pan, fruta... esas cosas, para tener provisiones para el camino. Encuentro de todo.

Se vé que Anna hizo ayer la colada y me simpatiza la forma que tiene de secar los calcetines LOL

En seguida llegamos a la rambla del río Zeroud, en donde encontramos mucha arena que hace hundir las motos

Hacemos roderas profundas.

La rambla trae mucha agua y también hay cañas que nos dificulta bastante el paso. Por fin encontramos el vadeo, pero es imposible, porque está embarrado. Hay un pastor al que preguntamos y nos da algún consejo. Egus busca una alternativa por entre las cañas que a mí me pone un poco nervioso, que el barro es una cosa traicionera y no quiero que se atrape la moto; y por fin pasamos estupendamente por una pequeña puerta entre chumberas.

Tenemos que llegar a la presa Sidi Saad, hay una rampilla curiosa que hacemos para recortar.

Arriba el viento sopla todavía más fuerte.

Sopla tanto que menea una moto de 250 kilos.

Tenemos una valla que nos impide para pasar, pero cabemos por debajo.

El viento es terrible.

Nos echamos algunas chorrifotos.

Pasamos Sidi Boucid y relleno gasolina. Aprovechamos para comprar algunas cosas en un súper al que entramos Anna y yo, mientras Egus y Guillem se quedan al cargo de las motos y compran algunos machacadientes. Pero en el proceso son atacados por una jauría de inmisericordes cachorros, que los dominan completamente.

Cuando Anna y yo salimos del súper y vemos el percal nos quedamos ojipláticos. Vámonos ya... y algo más adelante, que ya son las 13, nos paramos a comer debajo de unos eucaliptos intentando resguardarnos del viento, pero es imposible.

Hago unos bocatas súper ricos de jamón, tomate, queso y aceite, pero les entra algo de arena y quedan algo crujientes, como unas almejas mal lavadas. También tengo patatillas y aceitunas de jalapeño. Hacemos una buena comida que nos sienta genial a los cuatro.

Nos echamos un siestorro tan a gustico.

Después de dormitar un poco, entramos en la rambla de Hassi El Ferid que está chulísima. Hace un pequeño cañón y yo me entretengo por dentro del mismo, porque hay trialeras.

Egus pasa con su Honda tan a gusto.

Resulta un terreno fácil, divertido y las vistas son preciosas.

Me pierdo un poco por la trialera y mis compañeros me adelantan por el carril, yo los veo desde lo hondo.

Vamos adelantando metros muy a gusto en este entorno.

Guillem y Anna ruedan relajados, disfrutanando del día.

Después de la rambla tenemos una zona de salida más plana, y se ven las montañas que dividen la gobernación de Sici Bouzid y la de Kasserine, y que hemos dejado a la izquierda, a lo lejos.

El paisaje es espectacular.

Y por fin salimos de este barranco a través de una carretera vieja, con las montañas acompañándonos.

Más adelante pasamos otra presa, la de Sidi Aich y seguimos hasta Majel Bel Abbes, donde relleno gasolina. Y paramos a hacernos unas fotos en un pedestal, que me encantaría saber qué dice... ya me enteraré. Poniendo la motillo ahí casi me la tira el viento, a ver si con el postureo la voy a estrellar jaja

Ahora nos toca andar por un tramo de una vía del tren, que parece abandonada. Nos encontramos bastantes dificultades, porque está todo bastante roto. Las traviesas son de hierro y no están puestas de manera regular. Nos cuesta mucho ir avanzando y en alguna ocasión las ruedas quedan atrapadas entre las traviesas.

Es un tramo muy corto pero bastante divertido. Mis compañeros tienen que pelear con motos muchísimo más pesadas, con mi KTM no tiene el más mínimo mérito, además tengo experiencia andando por vías de tren. Sacar las motos de los raíles es complicado para motos tan grandes, porque se atrancan y resbalan. Desde luego una de las zonas más divertidas del viaje, me lo pasé genial peleando con la vía del tren, buscando salidas, sorteando barrancos...

Se va haciendo tarde, tenemos que cortar. Poco a poco estamos entrando en el desierto, que es a lo que hemos venido.

Así que nos samimos como podemos del trazado férreo y nos vamos directos a Tozeur donde tenemos un hotel reservado que se llama Résidence Loued. Estamos en "la puerta del desierto".

Cuando llegamos el sitio, vemos y olemos que está justo al lado del colector de fecales y el hedor es asqueroso, pero bueno. Nos vamos a la habitación, pero nos dicen que el agua caliente estará en una media hora. Yo me huelo el pescao, que ya me conozco el tema, y bajo a ver qué pasa. Tras mucho diálogo de besugos, que agua caliente no hay. Me cabreo un poco y le doy caña a los dueños, les propongo a los compañeros irnos. Les insisto a los propietarios, ellos juegan con la coacción de que ya nos hemos instalado y que tenemos todos los bultos esturreados... pero les digo que nos vamos, y evidentemente sin pagar. En seguida nos cambiar a una "villa" que tienen al lado, ya en condiciones... así que problema resuelto. Qué cucos son.

Mucho mejor después de una ducha  reparadora, que aquí es de agua salada.

A cenar y al sobre.