8 de Abril de 2023

Día 11. Jamón y cerveza

Nos vamos dirección a Hammamet, que nos queda lejísimos, por eso ayer Egus quería ir tirando. Pero bueno, hoy ya no llueve y hace bastante buen día. Vamos a andar y acercarnos lo máximo posible, hasta que nos cansemos y listo. Dejamos nuestra habitación. Despedimos al compañero, que irá en taxi directo a Tunis, y su moto se la llevará una grúa. Son las 10:35.

En recepción, el tipo es bastante borde y me pide la llave. Le digo que ni pensarlo, hasta las 12 está alquilada. Guillem está descansando y no lo vamos a molestar. Nos vamos.

Subimos al norte para girar, antes de cruzar el lago Chott El Fejej, al este, en dirección al golfo de Gabes. Es todo enlace de carretera, un rollo, pero bueno. Justo antes de llegar a Gabes, pierdo una botella de plástico que llevo para el café. Me molesta una barbaridad perder cosas, pero encima aquí más, porque ahora ya he contribuído al mar de basura y plástico que tienen montado, que rabia me da. Las ciudades huelen como a petróleo quemado, pues los vertederos están a las afueras y hacen fuegos para quemar la basura, generando un humo tóxico. En este país no hay gestión de basura y así se hace.

En Gabes tengo que reponer gasolina. Paro en una estación de servicio, pero no me queda dinero y no quieren cobrarme con la tarjeta, aunque tienen datáfono. Prefieren dinero, porque se trapichea mejor y me proponen cambiar 50 euros por un tercio de su valor, así se las gastan por la zona... por supuesto me niego. Al final hago las cuentas y les pago en euros, para que me devuelvan moneda local, que tengo pensado gastar en la Medina de Tunis.

Entramos un poco en la ciudad buscando para hacernos de comer, pero está todo súper cerrado, por el Ramadán. Logramos comprar al menos unos refrescos y agua en una tiendecilla, con algunos reproches.

Más adelante encuentro una maravillosa panadería, que es un horno de hecho, y me cuelo con todo el morro del mundo para pedir un bollo. Y el tipo, que es muy simpático, me vende un pan riquísimo, recién hecho, calentito, con el que tengo pensado hacer un banquete. Paramos un poco más adelante, en una cuneta, y armo tres bocatas de jamón y aceite que te quedas loco. Egus, como por arte de magia, saca una cerveza sin alcohol que por lo visto le quedaba y yo me vuelvo loco jajajaja... qué puntazo. Jamón y cerveza en Ramadán, directo al infierno. Estoy muy contento.

La comida nos sienta de maravilla. Son las 14:00 y echamos una siestecilla.

Una vez descansados, seguimos hacia el norte. Justo antes de llegar a El Mahrès Sud, nos desviamos para ver un antiguo fuerte bizantino.

Andamos un poco por el litoral.

Se va haciendo tarde, y tenemos que abrigarnos.

Teníamos como destino Sfax, a donde llegamos a las 17:45. Como aún tenemos luz, decidimos seguir un poco más. Se está haciendo bastante largo el día, pero necesitamos estar lo más cerca posible de Tunis mañana, porque el ferry sale a las 15:00. Seguimos andando y se nos hace de noche llegando a Hammamet. Egus se mete por el track, pero no se ve nada porque ni siquiera hay Luna y además hay mucho polvo. Anna propone terminar ya y mañana hacer el tramillo de playa que teníamos pensado. A todos nos parece muy buena idea. Y llegamos al hotel Marina Palace a las 21:36 después de hacer 524 kilómetrazos, estoy molido.

El hotel está vacío, el restaurante cerrado, por supuesto. Yo tengo asco ya total de la comida y después de lavarnos nos pasamos por un súper que sorprendentemente tiene de todo; a mí me hacen los ojos chirivitas, quisiera cocinar que tengo hornillo y de todo, pero es bastante tarde. Así que comemos unos burritos que están más o menos comestibles en Oji Food.

Luego nos pasamos por una pastelería que hay a la vuelta de la esquina que se llama Yoyo, y nos zampamos unos dulces tremendos.

Fuma todo el mundo, así que nos salimos a la terraza. A Anna se le sube el azúcar al cerebro y está espitosa jajaja

Y a dormir que estoy molido.