7 de Abril de 2023

Día 10. Llueve en el desierto

Salimos otra vez tarde, a las 10:30. Vamos a Douz, para encontrarnos con nuestro compañero que descansa allí de su lesión desde ayer. Al final he dormido bien. Por lo visto está lloviendo, no me había dado ni cuenta. Egus en cambio, sí. Y muy amablemente se levantó de madrugada para ir al coche a sacar todas nuestras cosas para que no se mojaran.

Desayunamos, hacemos las cuentas, y pagamos a nuestro anfitrión con mucho gusto ya que ha sido súper amable. Se nota que está prosperando y cuida de su negocio, pidiéndonos que recomendemos el sitio, y sí, es recomendable 100%. Yo ya estoy preparado para irme y mis compañeros también, pero el señor del campamento sale y me advierte de que mi mochila sigue dentro, ay dios... no estoy seguro de si se me estaba olvidando, madre mía si la pierdo... con el pasaporte y todo! ufff

En fin, todo bien ya y nos vamos. Y... llueve-en-el-desierto. Es flipante... se hace una costra encima de la arena y se vuelve algo más complicado andar, porque por encima agarra, pero por debajo, que está seco, no. En cualquier caso los paisajes son preciosos.

El viento es ensordecedor y el siseo de la corriente arenosa es hipnótico. Es muy dificil orientarse y procuro no perderme mucho y mantenerme a la vista.

Vamos de vuelta por el mismo sitio de ayer, pero esta vez, en lugar de rodear el Parque Natural, lo cruzamos de cabo a rabo, que para eso tenemos un permiso oficial, aunque mi nombre no sale, porque se han "confundido" y han puesto los datos de otra persona.

Salimos al Café du Desert -otra vez-, que es claramente un punto concurrido, y seguimos por carretera rota y arenosa a Douz, a donde llegamos muy pronto, a las 14:12. Llevo la reserva a punto de encenderse, así que todo perfecto, el cálculo del gasto de gasolina me ha salido bien.

Egus dice de seguir, ya que queda bastante luz, pero yo propongo quedarnos en el hotel, porque llueve mucho y no quiero andar con la moto así, que no me fío de los coches. A todos nos parece lo mejor y nos alquilamos la noche en el hotel. Nos encontramos con nuestro compañero, que está mejor después del descanso. Ha hecho un montón de gestiones para la repatriación. Despedimos a nuestro guía Brahim, pagamos por su trabajo y hasta la vista.

Ducha. Como tenemos la tarde libre, Egus y yo nos pagamos un masaje (después de regatear la hora 100 veces) que me sienta de maravilla. Luego nos pedimos un taxi para que nos lleve al pueblo para verlo. Llueve mucho, así lo visitamos y pensamos en cenar, que la comida de este hotel es más bien ramplona. Visitamos pues Douz, sus calles, mezquita y cementerio.

El rezo es impactante, la verdad es que te deja un poco flus.

Y luego nos vamos a cenar al sitio con mejor pinta que se llama Café Sahara; yo tengo ascazo absoluto ya de la comida y tengo pensado pedir pizza, que por mala que pueda estar, al menos es pan y poco más. Pues no, resulta intragable y apenas la pruebo de lo mala que está. Nos ponen agua de botella rellenada y pienso en pedir que la cambien, pero luego digo total, si la van a cambiar por otra igual... Después de hacer como que cenamos, porque estaba malísimo todo, nos salimos a la terraza y de postre presenciamos una pelea a machete.

Hay mucho bullicio, motos de un lado para otro por las calles mojadas, pasando en chanclas y calcetines por los charcos. El olor de los coches es asqueroso, no tiene filtro ni uno y se impregna todo de gasóil vaporizado.

Llamamos al taxi de vuelta y a la cama.