Beauvais, Croixault y Forges Les Eaux.

Salgo con la moto reparada y perfecta a las 5:30. Eso que se ve en la foto es todo mi equipo.

Hace buen tiempo y el calor parece que ha parado un poco.

Hay pasos a nivel sin barreras ¡mucho ojo, que un tren te deja hecho un cromo!.

Y caminos súper cerrados, mucha vegetación, buen tiempo.

Me encuentro un coche estrellado en un barranco.

Hago una comida en Poix De Picardie, en un restaurante llamado Le Cardinal, que está bastante bien (a exceoción de las patatas, claro). Se trata de un crepe salado hecho al horno y está muy rico, es una especialidad de la zona.

Muchos molinos de viento, algunos en medio del camino porque están con la instalación, así que tienen seguridad privada, con perros y todo. Como para pasar una pala por encima con la moto... me meten en la cárcel fijo.

Más camino cerrado... sombras, peraltes, talúdes...

Se me hace tarde y busco un sitio para dormir, depués de lavar la moto. Encuentro uno un poco lejos, a unos 12km, pero tiene buena pinta y no es caro... se llama B&B Pâtis de Fromentelle, en Saint-Quentin-des-Prés, y cuando llego... resulta una casa de 200 años, hecha de piedra, en mitad del campo... vaya... ¡preciosa!.

La regentan dos mujeres (una austríaca y otra alemana, muy amables) y un gato. No hay ningún sitio para comer y como siempre, estoy hambriento, aunque luego no como de nada... y me invitan a una pipirrana de verduras, a tope de ajo, y un queso... muy rico todo. Y disfruto de la cena, de la conversación y del gato, que es de color gris ceniza y que es muy guapo.