A las 9 de la mañana me presento ya en el taller para dejar la moto, y como tengo que hacer otra noche, me cambio de hotel para variar y me quedo en el centro de la ciudad, en Hotel Le Square, que está muy bien, porque está en todo el centro y me pego un buen paseo por la zona, que ya es un poco más agradable y lo tengo todo a mano.
Como en el restaurante del hotel, que también está bueno: ensalada de primero y carne de segundo.
Recojo la moto por la tarde a las 18:00. Ya me mosqueo nada más entrar, porque me dan una factura de casi 200 euros, y me explican que han hecho (dicen haber hecho) tareas "necesarias" que no he pedido (ni hacían falta, claro).
Además repaso la moto y hay fallos en el trabajo, fallos de hacer las cosas sin ganas... a 59 euros la hora... Como no son graves en apariencia, paso de discutir, así que les pago, gracias y adiós.
Compro una navajilla Opinel de recuerdo y para cenar pruebo otra hamburguesa de un quiosquillo Llamado La Baracca, y además de que la chavala es muy simpática, la hamburguesa está bastante rica.
¡Y a la cama! ¡empieza a nublarse, aleluyah!