Me levanto temprano y desayuno el pan malillo que compré ayer, con un café que pido en el restaurante, que tampoco está bueno y es caro. Saco la moto del cobertizo de la muerte, que al final mira, me ha sido útil, porque ha estado lloviendo toda la noche. A las 7:00 ya estoy andando, dirección a Údine, con el objetivo de cruzar por fin la frontera de Eslovenia.

Por la mañana, nada más empezar, encuentro un sendero súper bonito, así que me meto y me resulta chulísimo; lo único malo es que es tan temprano que está todo húmedo y resbala una barbaridad, hay muchas raíces y piedras planas que me van saboteando un poco.

Me toca cruzar el Torrente Resia y me resulta emocionante, porque auque no trae mucha agua, yo no sé si puede haber una avenida justo al pasar, y si me pilla, me tienen que buscar en el golfo de Venecia. Paso lo más rápido que puedo, no sin antes fijarme en el curso del agua: que no sea irregular, que no haya sonidos raros, que no venga turbia... en fin, estar muy atento, que no haya sorpresas.

 Este video de unos excursionistas en el Aconcagua explica muy bien cómo puede bajar el agua; siempre tengo este video en mente.

Paso un par de puentes bastante divertidos de hacer, pero con mucho ojo de no confiarme: si me cuelo, ya no podré salir, o al menos me costará bastante trabajo.

Y ya termino el sendero con otro puente que cruza definitivamente el torrente, y que me deja otra vez en la carretera.

Se ha metido un palo por el cárter, pero no hay ningún daño apartente; lo saco y listo. Me acerco a Eslovenia.

A las 9:30 llego a la fontera... este era mi objetivo... así que conseguido. Pues ya está.

Ya que estoy por aquí, tengo pensado entrar un poco para ver este pequeño y joven país, parte de la antigua Yugoslavia. Así que continúo para darme un garbeo. Sigo adelante y me encuentro cerrado un carril que tenía pensado para salir de la carretera 401 y hacer carriles. Entonces tengo que adelantar hasta Kobarid donde al menos tengo hay gasolina para repostar. Continúo y paro en Kamp Lebanč para hacerme un desayuno, que me sienta de maravilla: buen pan, buen café y buen ambiente.

Aquí es todo carretera y me aburro un poco, así que decido poner rumbo a Údine para llegar a media mañana, y buscar la casa KTM para acordar el almacén de la moto, pues mañana es mi último día y volveré en avión, dejándola para que la recojan más adelante. Cuando llego, veo que está cerrado por vacaciones, y me quedo sin ayuda. Al lado está un concesionario Honda, menos mal. Me acerco, y... está cerrado también... ay.

Me fijo y unos metros más adelante, veo una KTM 1290 Super Adventure de las nuevas aparcada en la puerta un local. Digo yo que el dueño sabrá de motos, teniendo ésta; entro al negocio, que es una tienda de cocinas y hay una mujer que me dice que no es suya la moto, pero amabilísima me ayuda en todo y habla con los de la nave de al lado, una empresa de suministros que se llama Dierre Veneto, donde está Carlo, que es el dueño de la moto en cuestión.

Charlamos un rato y me dice que un amigo suyo, Mattia, puede ayudarme... resulta que se trata de un mecánico oficial del equipo Honda, increíble, qué suerte la mía; me apunto contacto, dirección, nos mandamos unos cuantos mensajes, lo arreglo todo, y doy este problema por resuelto, lo que me hace sentir más tranquilo, sabiendo que ya tengo almacén para la moto y puedo volver tranquilo.

(A la vuelta en España, procuro mandar dos cajas de regalo con cerveza Alhambra, aceite, jamón, queso, embutidos, picos... de todo,  tanto a Carlo como a Mattia por las molestias y sobre todo por haber sido tan amables conmigo). Carne mechada no les mando.

Ahora buscaré un buen alojamiento, porque ayer dormí fatal, y a descansar. Mañana tengo otra excursión por Eslovenia, ya adentrándome un poco más en el país. Son las 14:39 y encuentro la Casa Shangri, en San Giovanni Al Natisone, que tiene piscina y resultan de lo más amables. El sitio está estupendo, aunque también es caro, pero lo vale.

Además hay un montón de animales: gatos, patos, ocas e incluso un picadero donde están montando a caballo. Perfecto, me encantan los animales y me entretengo un buen rato viendo un precioso caballo en un circuito de obstáculos.

Me acomodo y busco algún sitio para comprar alimentos para cenar, y encuentro un Lidl de donde me llevo un montón de cosas; las dejo en el hotel en un frigo que me prestan y ahora buscar algún restaurante medio bueno para comer... doy un montón de vueltas con un calor horroroso, y al final encuentro un sitio justo al lado del hotel -después de tanto buscar- que se llama GioAnna Risto Bar Braceria y me ponen un plato para mí muy inusual: una especie de carne de ternera con salsa, rúcula y verduras al lado, que parece un poco oriental, y está muy bueno.

Después me voy a echar una siesta aunque no puedo dormir mucho porque hace un calor horrible. Y a la tarde me paso por la piscina para darme un baño que me refresca bastante.

Después del baño, tengo preparada una cena estupenda de ensalada de aguacate que me apetece un montón y como soy más apañao no me falta de nada.

Y a dormir que estoy cansado ya de tandos días y tanto calor.