25 de Diciembre de 2023
Hoy es el día de Navidad, que aquí no significa mucho. Estoy terminando el desayuno a las 8:53. Ayer les pedí a la gente del hotel que me hicieran la colada y hemos quedado a las 9:00. Estoy preocupado por si no se respeta esta cita, sin mi ropa no me puedo ir, evidentemente.
Los sabañones están mejor, pero pican un montón. Parece que se van quitando.
Bajo a la recepción a preguntar por mi ropa y la tienen perfecta y puntualmente, lista y seca, qué bien. Subimos a la azotea donde está al sol y está limpísima. Incluso algunas manchas de grasa que llevaba años para quitar sin conseguirlo, ahora han desaparecido... !qué maravilla¡. Además, son tan extremadamente amables que no me quieren cobrar este trabajo... yo insisto e insito, pero nada, que no. ¡Qué detallazo!.
Así que me preparo para salir todo limpito y con aceite nuevo en la moto, mejor imposible. Salgo tranquilo pues tengo que darle tienpo a mis comañeros para que me pillen. Hago más carreteras secundarias y en Timoulay giro para ir adentrándome en Sáhara. Un poco después, me detengo a esperar a mis compañeros a la sombra de una acacia en la provincia de Guelmim, justo antes de entrar en los carriles del clásico Dakar.
Viendo a las cabras comer pinchos estoy a 100 km de Assa.
Y en media horilla, sobre las 11:30, por fin nos reunimos los tres para esta aventurilla africana. Estamos muy contentos.
Se ven las puertas del Sáhara a las 11:55. Ponemos rumbo a Assa. El paisaje empieza a ponerse interesante, vamos por la N12 pasado Targamait.
Nos paramos a observar el horizonte que nos espera.
El paisaje es precioso.
A las 16:12 paramos en Assa para rellenar suministros antres de entrar en el mogollón.
Hay un pequeño tramo de 15 km de arena que nos viene genial para tomar contacto con el desierto.
Y a primera hora de la tarde ya estamos en un terreno que me encanta, qué bonito es el desierto.
El carril es guapísimo. Nos cruzamos con una pareja de checos que van con una Teneré y una Husky tremendamente preparada. Uno de ellos habla español y se llama Vladimír. Nos saludamos, son muy simpáticos. Se les ve muy bien preparados.
Avanzamos por tremendo pedregal.
Va cayendo la tarde mientras contamos kilómetros como si nada.
Las sombras se van alargando.
Vemos los primeros dromedarios.
Al final de la tarde encontramos un sitio apartado para poder acampar tan a gusto.
Todos estamos muy contentos.
Montamos en campamento en una arboleda a unos 500 metros de la ruta las 19:09.
Va cayendo la noche, esto es precioso. Estoy encantado.
Estamos todos afanados en nuestro primer campamento, tan felices de estar aquí.
Hay mucha luz de luna llena.
Con el campamento armado nos ponemos con la cocina.
La cena es de carme con frijoles que está bastante rica y unos vasitos de arroz que yo llevo de Granada. Además hay espetec del bueno, que mis compañeros son Catalanes y traen riquísimo embutido.
La combinación resulta muy rica.
Nos damos algún paseo por la zona pues solo hay cobertura a ratos para mandar mensajes de OK. Estamos todos muy contentos de estar aquí. El cielo tiene muchas estrellas, pero me decepciona un poco, pues me esperaba algo mucho más espectacular. Quizás estoy acostumbrado a verlo desde Sierra Nevada, que en mi opinión es más impresionante que desde este desierto. En cualquier caso no deja de ser bonito, por supuesto.
Hemos hecho 334 kilómetros desde las 10 hasta las 19, que son 9 horas. A dormir.
