28 de Diciembre de 2023
He dormido tan a gustico en mi tienda. Pero a eso de las 5:30 me despiertan los trabajadores que empiezan sus rutinas. Sigo un poco agobiado desde ayer, y me levanto yo también ya que tengo que recoger todo antes de que mis compañeros se levanten para no hacerlos esperar. Y me pongo a empaquetar y a limpiar todo. Aún es de noche, pero tengo mi linternilla.
A las 6:00 ya tengo todo listo y quiero desayunar pero ayer me dejé mis cosas en la habitación, se me olvidó bajarlas al patio donde he dormido. Entonces subo al cuarto a por ellas, sin pensar en que mis compañeros estarán dormidos... y claro, los despierto en plena fase REM y en ese momento me doy cuenta de la estupidez que estoy haciendo... ¡¡que son las 6:00!!. Les pido sinceramente disculpas, me he equivocado al despertarlos tan temprano... no sé en qué estaba pensando...
Así que me quedo al pairo hasta las 8:00, que es la hora que habíamos acorado. Siento mucho haberos despertado Egus y Anna.
Hacemos el desayuno y salimos otra vez al desierto. Tenemos el segundo tramo de la pista clásica del Dakar y ya vamos en dirección a la frontera de Mauritania. En la moto y gracias a la energía cinética se me pasa el agobio que me atacó ayer.
El terreno va cambiando poco a poco, cada vez hay menos cosas.
Todo se va volviendo más y más inhóspito y a la vez precioso. Yo estoy loco de contento. Me siento física y mentalmente bien y seguro de navegar con mis compañeros. Sabemos tratarnos con respeto, mantener el humor y negociar nuestros intereses, esto es algo que no es tan común.
No hay nada, ni la vista alcanza a distinguir cosas.
Paramos a comer en una pequeña sombra que nos ofrece una acacia, con todos sus pinchos amenazando nuestra existencia.
Ya van apareciendo las primeras dunas, a mi me encantan. Estamos a casi 40 grados.
Se nos está echando el día encima. El terreno se vuelve cada vez más complicado y hay bastante dunerío. Mis compañeros no pueden ir tan rápido ni tan fácil como yo, pues sus motos son mucho más pesadas y les cuesta avanzar. Nos encontramos en una zona de muchas dunas y muy altas que hay que pasar... se nos hace eterno, pues además tenemos la incertidumbre de qué tenemos adelante. Se hace de noche poco a poco. Pensamos en acamapar, pero decidimos seguir un poco más.
La luz que cae es una maravilla y Anna sabe como captarla.
Se pone el Sol y se nos cruzan un montón de ratones con el culo muy gordo.
Estamos pasando las que son las últimas dunas, pero aún no lo sabemos y tenemos bastante incertidumbre.
Por fin cruzamos estas últimas dunas con mucho esfuerzo y ya sin luz entramos en una zona sin tanta arena pero con muchas piedras, que nos saca a la carretera donde hay un pequeño tramo de asfalto hasta el fin de ruta. Y a las 21:38 llegamos al famoso hotel Barbas. Nos hospedamos y dos dan dos habitaciones. Es tarde y tenemos hambre así que nos damos una ducha rápida de agua salada y nos bajamos a cenar.
El hotel está bastante sucio y hay cien mil millones de mosquitos, así que me monto mi tienda para usarla de mosquitera y tan a gusto.
En la cena conocemos a un francés llamado Nico que tiene una preciosa Beta 390. Ha llegado aquí en un coche con su remolque desde Lyon y se dirige al Ojo del Sáhara, a donde irá solo. Eso es una aventura muy seria que no es para cualquiera. Es un tipo muy simpático y está muy bien preparado. Charlamos un rato y nos intercambiamos contactos. Mañana tenemos etapa de enlace de 160 km para dejar Marruecos y llegar a la frontera con Mauritania. Hemos hecho 402 km en 11 horas y media. Nos cunde mucho.
A dormir.