5 de Enero de 2024
Me despierto tempranito para preparar todo, tengo muchísimas ganas de hacer la Playa Blanca porque además he decidido que esta última etapa la haré solo ya a mi aire.
Un gatito me da los buenos días. No lo puedo acariciar. La motillo y yo estamos listos.
Después del desayuno, nos despedimos todos los compañeros, cada uno va en una dirección.
Quiero salir a las 9:00 para hacer la playa cuanto antes, por el tema de la marea pero sobre todo porque hoy voy libre y tengo la intención de hacer la playa a todo lo que da la moto, del tirón, me apetece mucho tirar fuerte, pues durante todo el viaje hemos estamos los compañeros pendientes unos de otros y no he tenido esta libertad de ir a mi rollo. Relleno gasolina y hacemos juntos los tres un pequeño enlace hasta Potou. De ahí ya vemos la playa. 100 km de playa.
En este momento me despido de mis compañeros, ya los veré en el hotel. Y a full por la arena. Al principio ando por la parte mala, pero en seguida me acuerdo que nuestro amigo el francés nos dijo que hay que ir pegado a la orilla, lo más cerca del agua, pero sin tocarla nunca. Una vez corrijo esto, se va muchísimo mejor, la moto va mucho más suelta. El track entra y sale de la playa, pero se puede hacer todo por la orilla, así que esa es mi intención. Todo playa hasta el Lago Rosa.
Estoy muy contento de estar aquí, la playa es preciosa y voy muy suelto y muy a gusto en mi motillo.
Paso algunas zonas donde están los pescadores con multitud de cayucos en la playa, bloqueando el paso. Tienes que sortearlos con cuidado de no pisar a nadie, molestar lo mínimo posible... pero no hay mucho hueco.
En una ocasión casi paso por una pila de pescados... qué vergüenza, pero bueno nadie me dice nada y tampoco hay mucho paso...
Hay muchos cangrejos que tienes que ir sorteando con mucho cuidado de no pisar ninguno. A 120 es complicado, pero no imposible.
Voy muy rápido entre 100 y 120 estoy disfrutando muchísimo. Hay gente pescando con caña, y tienes que tener mucho cuidado de no pasar por donde el hilo. Me lo estoy pasando realmente bien. El agua va subiendo poco a poco y me pregunto si me pillará la marea. A un lado está el mar y al otro hay un muro de dunas y pinchos, así que no hay salida más que hacia adelante, al Lago Rosa. Paro a hacer alguna foto y en un micromomento me pilla el agua... ¡casi me tira la moto!. Con el mar no te puedes despistar ni medio segundo.
Por fin termino los 100 kilómetros de playa que se me pasan volando. En realidad son 127. Visito el Lago Rosa, que no es rosa, y me voy al Hotel Le Chamama con mucha dificultad pues está mal señalado en el plano. El tráfico es infernal, además hace un calor tremendo, unos 38 o 40 grados. Y mucha humedad, claro.
Hay enormes y preciosos baobabs.
Son las 12:30. El hotel está de maravilla, me reciben estupendamente ya que la reserva la había acordado Anna desde España y estaba todo preparado. Tienen piscina.
Me siento a comer unas albóndigas que están bastante ricas (no quiero ni pensar cómo estarán hechas), arroz y patatas fritas quemadas.
Me echo una buena siesta y a eso de las 16 ya veo a mis compañeros. Nos saludamos y luego al caer la tarde nos damos paseo por el pueblo. Queremos buscar una fruta de la zona, pero nos dicen que no es temporada. Las tiendas son realmente impactantes.
Mucha fruta que da alegría a la vista. Compro plátanos que me encantan.
Hay talleres de cerrajería y tiendas en general de las cosas más variadas.
El en centro del pueblo están celebrando una misa. Hay muchos críos y un tipo pegando unos horribles chillidos que todavía los tengo clavados en el cerebro. No estoy seguro de si este espectáculo puede trastornar a las criaturas.
Sin querer nos despistamos un poco y nos alejamos un montón del hotel. Quizás por estar tan atento a que no te atropellen pierdes la noción de donde vas, son muchos estímulos mientras caminas, es la misma técnica del Ikea. Presenciamos un accidente y decidimos irnos de allí cuanto antes. Para volver buscamos una calle alternativa a la principal que está llena de camiones que nos quieren matar. Pero el camino que encontramos no es camino sino arena blanda y sucia. Yo lo paso bastante mal, pues voy en chanclas. Me cuesta un montón caminar porque me preocupa mucho pisar algo y cortarme... voy bastante agobiado... se nos hace de noche.
Al llegar me repaso bien los pies, que están bien los dos. Me ducho otra vez e intento recomponerme. Nos vamos a cenar en el mismo hotel. Anna prueba una bebida que se llama Bissap que es típica de aquí, pero está demasiado azucarada y no nos gusta demasiado. Hoy es noche de Reyes.
He podido cambiar mi vuelo, adelantándolo dos días. Tenía intención de quedarme en la zona para visitar algunas cosillas que quería ver, pero las carreteras son horribles, no me puedo mover. Así que decido volar de vuelta mañana, igual que Anna y Egus. Ellos saldrán al las 19 y yo a las 22.
A dormir.